por Walter Schmidt
El ajustado desempeño electoral de Cristina Fernández, mas allá de la polémica generada por el desprolijo escrutinio de la provincia de Buenos Aires, alimentó la expectativa de los gobernadores peronistas de delinear un nuevo Partido Justicialista después de octubre, sin ningún resabio kirchnerista.
“Cristina perdió o a la sumo pudo haberle ganado por algunas décimas a Esteban Bullrich, con lo cual, no tiene plafón para liderar el peronismo o para pelear por la conducción de un frente con el PJ como núcleo”, razonó un operador político de uno de los principales mandatarios justicialistas.
Ocurre que el temor de la “Liga de los gobernadores” peronistas era un triunfo claro y contundente de Cristina en las PASO, lo que finalmente no ocurrió: la lista de Unidad Ciudadana perdió en la categoría de diputados nacionales y pelea voto a voto con Cambiemos la de senadores.
Está claro que no todos los gobernadores están en condiciones de liderar el proceso por venir. Juan Manuel Urtubey (Salta), Sergio Uñac (San Juan) y Domingo Peppo (Chaco), pueden ostentar triunfos claros en sus distritos. No así Juan Schiaretti (Córdoba) y Gustavo Bordet (Entre Ríos) que sufrieron importantes reveses ante Cambiemos. De todas manera, la todos formarán parte del grupo de gobernadores, mas allá de quienes lleven la voz cantante.
A ello se suma un panorama complejo para la ex mandataria. Con un techo muy bajo, solo podría ir a buscar los votos de quienes eligieron a Florencio Randazzo o bien los 300 mil votos que optaron por fuerzas o candidatos que no superaron el 1,5 por ciento requerido por las PASO.
Sin embargo nada es lineal. Así como Cristina Kirchner despierta amores y odios, la candidata a senadora tiene un electorado incondicional pero delimitado. Difícilmente quien no la haya votado cambie de opinión, sobre todo porque no es un ballottage sino que los distintos postulantes seguirán pidiendo el voto para llegar al Congreso Nacional.
El caso de 1País es mas enrevesado. Porque Cambiemos sí puede plantear, en caso que el escrutinio definitivo posicione a Cristina Fernández como la mas votada, que voten a los candidatos del oficialismo “para que no vuelva el pasado”.
Y ese es el riesgo que corren Sergio Massa y Margarita Stolbizer; que el electorado antikirchnerista que los votó los cambie por la boleta oficialista, con tal de detener cualquier avance de Cristina y compañía.
No obstante el desafío del ex intendente de Tigre va mas allá. Defender su municipio en el cual se impuso a Cambiemos por poco margen; mantener el caudal de votos para no perder peso en el Congreso y evitar la fuga de legisladores a otros bloques; e igualar o en lo posible mejorar la performance de las PASO, para aspirar a tener un lugar dentro del peronismo que viene.
Stolbizer, en tanto, quedó mas complicada aún. Con estos guarismos, el GEN reduciría notablemente su representatividad y, por ejemplo, tendría menos diputados y dejaría de tener presencia en el Senado. De esa manera, el espacio caería en desgracia al igual que todas las fuerzas de centroizquierda que no lograron superar el piso de las PASO o bien, sufrieron un duro revés como el Partido Socialista de Santa Fe.
Muy atrás, a lo lejos, quedó el Frente Amplio Progresista (FAP), que en algún momento se convirtió en una alternativa seria de poder, pero cuyas diferencias y ambiciones sectoriales, terminaron por provocar una fragmentación y el posterior fracaso electoral.
DyN.